LAS DIFERENTES OPINIONES Y SEÑALES GENERADAS DURANTE LA SEMANA QUE HA FINALIZADO HAN ESTABLECIDO CON SUFICIENTE CLARIDAD QUE EL PLEBISCITO, TAL COMO LO HA SEÑALADO EL SENADOR ANDRÉS ZALDIVAR, ES UNA UTOPÍA FRENTE A LA URGENCIA DE INTRODUCIR CORRECCIONES AL SISTEMA EDUCACIONAL, Y QUE EL PARLAMENTO ES LA INSTANCIA DEMOCRÁTICA QUE DEBE RESOLVER LAS DISCREPANCIAS ENTRE LAS DIFERENTES PROPUESTAS DE SOLUCIÓN PLANTEADAS.
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Las dificultades inherentes a un plebiscito nacional vinculante en Chile son enormes y requerirán de una difícil Reforma Constitucional debido a la actual composición del Parlamento.
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Sin embargo, el país y su sistema educativo deben seguir funcionando, sin menoscabo de buscar las soluciones que equilibren los múltiples intereses insertos en la comunidad nacional.
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Por otra parte, los problemas acumulados durante muchos decenios requieren de soluciones profundamente pensadas y programadas en el tiempo a fin de no producir problemas más graves que los anteriores.
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Sin duda, el traslado de la discusión educacional al parlamento generará dificultades bastantes más grandes al movimiento estudiantil para hacer sentir sus prioridades. Sin embargo, es difícil de pensar que las expresiones sociales del profundo malestar existente se puedan resolver en el ámbito público y medios periodísticos.
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En caso de postergar las decisión de iniciar la discusión de los intereses y valores planteados por el movimiento en el ámbito propio de la Democracia para estos efectos, sólo cabe esperar que el movimiento entre a este diálogo debilitado por el desgaste y el malestar que progresivamente está surgiendo entre los estudiantes que piensan en sus propias necesidades.
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C. Vila C..
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