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UNA REFLEXIÓN
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No deja de llamar la atención que durante casi todo el actual movimiento estudiantil no se haya puesto atención al alto costo que deben pagar los estudiantes por sus estudios, tanto en la Universidades Públicas como en las Privadas.
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Si se considera que la U. de Chile y de la U. Católica reciben un escaso aporte basal para su financiamiento, resulta que tanto la investigación como la extensión que realizan son financiados en parte importante con los aranceles de sus estudiantes.
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Si a lo anterior se agrega que estas dos grandes instituciones son el principal referente que utiliza el resto de las corporaciones para fijar sus aranceles anuales, resulta que aquellas instituciones que no realizan seriamente (*) estas actividades complementarias y esenciales de una verdadera universidad logran utilidades extraordinarias, que les permite derrochar sus dineros o pagar altísimos precios por los arriendos de su infraestructura a las inmobiliarias asociadas, evadiendo de un modo u otro el requisito legal de no tener fines de lucro.
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En consecuencia, la petición estudiantil de incrementar significativamente el aporte basal a las 25 universidades del Consejo de Rectores, apuntaría en la dirección correcta si estos nuevos fondos se destinasen a financiar la investigación y la extensión y consecuentemente se rebajan los actuales aranceles que pagan sus estudiantes.
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El gobierno a través de su reciente respuesta a las peticiones del movimiento estudiantil y de los Rectores del Consejo, pareciera que evade el problema proponiendo que los nuevos aportes basales vayan ligados a proyectos específicos, dejando la situación financiera actual igual que antes.
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De otro modo, perjudicaría gravemente el negocio de las universidades privadas con fines de lucro que han crecido desmesuradamente gracias al elevado monto de los aranceles de referencia de un mercado que han compartido amigablemente los representantes de todos los sectores.
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En caso de no corregirse esta distorsión en esta oportunidad, veremos que nuestros jóvenes de las capas medias continuarán sustentando el negocio de la universidades con fines de lucro y de otras que malgastan sus recursos con una deficiente gestión; y el Estado a su vez, continuará subsidiando este aprovechamiento impropio mediante becas y préstamos avalados a los alumnos de menos recursos.
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Pero no se debe ser muy optimista al respecto, sólo cabe esperar que la futura Superintendencia de Educación Superior y la CNA pongan un poco de órden en estas materias en algún futuro próximo, pues la situación actual no da para mucho más.
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C. VlLA C.
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(*) La reciente incorporación de alguna de las nuevas universidades privadas al campo de la Investigación o la extensión son por el momento actividades de poca monta y mas bien con fines que parecieran tener caràcter promocional en la competencia por posicionarse en el mercado universitario.
(*) La reciente incorporación de alguna de las nuevas universidades privadas al campo de la Investigación o la extensión son por el momento actividades de poca monta y mas bien con fines que parecieran tener caràcter promocional en la competencia por posicionarse en el mercado universitario.
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