CLAVES PARA ENTENDER LA VIDA EN COMUNIDAD
.DE LA TERCERA.COM : TENDENCIAS SÁBADO 15/09/12, pg. T 08
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Nuevas investigaciones demuestran que el sentido de justicia viene cableado en el cerebro humano, al punto de que la mayoría de nosotros estamos dispuestos a sacrificar nuestro interés personal con tal de castigar lo que nos parece injusto.
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La ciencia comienza a entender el fuerte impacto de este fenómeno en nuestras decisiones.
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EL JUEGO DEL DICTADOR :
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Se le conoce como el juego del dictador, donde uno de los participantes recibe una cantidad de dinero que puede repartir a su antojo con el otro miembro del experimento. Pero hay una pequeña trampa: si el receptor no acepta la suma que le proponen, ninguno de los dos recibe dinero. Una y otra vez, se repite el mismo resultado: quien reparte trata de quedarse con la mayor parte, mientras el que recibe responde rechazando la oferta; prefiere quedarse sin nada antes de que su contraparte reciba más. ¿Qué haría usted en ese caso?.
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Las últimas investigaciones sobre el sentido de justicia en el ser humano apuntan a que lo más posible es que usted, orgulloso, también rechace la propuesta injusta. Considerado como uno de los factores que impactan en el proceso de toma de decisiones, durante décadas los científicos se han visto intrigados acerca de por qué el ser humano está dispuesto a sacrificar su propio beneficio en pos de lo que considera justo: ¿nacemos con esta capacidad o la adquirimos con la cultura?
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Ahora se sabe no solo que la necesidad de castigar actos injustos está presente en el hombre desde los 15 meses de edad, sino que -enfrentado a una situación injusta- en el cerebro humano se registra una lucha entre el área encargada de controlar la razón y las emociones versus el circuito de recompensa. Y esto sugiere que se trata de un rasgo que desarrollamos durante la evolución, ya que los mismos estudios prueban que somos la única especie con esta capacidad.
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La confirmación del carácter innato de la justicia fue revelada en un estudio dado a conocer esta semana. Por primera vez científicos del University College of London realizaron un experimento con el juego del dictador que no involucró repartir una suma de dinero entre los participantes, sino satisfacer una necesidad básica: los sujetos debieron beber una solución salina que induce la sed y luego se midieron las concentraciones de sal en la sangre. Tras esperar una hora, a cada uno por separado se le dijo que había una botella con agua de 500 ml. disponible, pero que un compañero sería el encargado de repartir la bebida entre los dos.
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Pero llegado el momento, el participante no recibía la mitad de la botella, sino que una mínima parte. Tenía la opción de aceptar la poca agua y así saciar en algo su sed o bien, rechazar la oferta; de ser así, ninguno de los dos recibiría nada para beber. Para sorpresa de los investigadores, la mayoría optó por no aceptar la oferta, que consideraron injusta.
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La misma prueba fue realizada con chimpancés, pero estos no dudaron en tomar el agua sin importar la cantidad que les era ofrecida.
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Nick Wright, líder del estudio, explica que hasta ahora no estaba claro que la justicia fuera un rasgo distintivo, una característica que diferencie a hombres y animales. “A diferencia de nuestros parientes más cercanos, rechazamos una oferta injusta aun cuando se trata de cubrir una necesidad básica como en este caso, cuando los participantes exhibían gran cantidad de sed medida en el laboratorio”, explica.
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El castigo y el perdón
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EL JUEGO DEL DICTADOR :
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Se le conoce como el juego del dictador, donde uno de los participantes recibe una cantidad de dinero que puede repartir a su antojo con el otro miembro del experimento. Pero hay una pequeña trampa: si el receptor no acepta la suma que le proponen, ninguno de los dos recibe dinero. Una y otra vez, se repite el mismo resultado: quien reparte trata de quedarse con la mayor parte, mientras el que recibe responde rechazando la oferta; prefiere quedarse sin nada antes de que su contraparte reciba más. ¿Qué haría usted en ese caso?.
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Las últimas investigaciones sobre el sentido de justicia en el ser humano apuntan a que lo más posible es que usted, orgulloso, también rechace la propuesta injusta. Considerado como uno de los factores que impactan en el proceso de toma de decisiones, durante décadas los científicos se han visto intrigados acerca de por qué el ser humano está dispuesto a sacrificar su propio beneficio en pos de lo que considera justo: ¿nacemos con esta capacidad o la adquirimos con la cultura?
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Ahora se sabe no solo que la necesidad de castigar actos injustos está presente en el hombre desde los 15 meses de edad, sino que -enfrentado a una situación injusta- en el cerebro humano se registra una lucha entre el área encargada de controlar la razón y las emociones versus el circuito de recompensa. Y esto sugiere que se trata de un rasgo que desarrollamos durante la evolución, ya que los mismos estudios prueban que somos la única especie con esta capacidad.
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La confirmación del carácter innato de la justicia fue revelada en un estudio dado a conocer esta semana. Por primera vez científicos del University College of London realizaron un experimento con el juego del dictador que no involucró repartir una suma de dinero entre los participantes, sino satisfacer una necesidad básica: los sujetos debieron beber una solución salina que induce la sed y luego se midieron las concentraciones de sal en la sangre. Tras esperar una hora, a cada uno por separado se le dijo que había una botella con agua de 500 ml. disponible, pero que un compañero sería el encargado de repartir la bebida entre los dos.
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Pero llegado el momento, el participante no recibía la mitad de la botella, sino que una mínima parte. Tenía la opción de aceptar la poca agua y así saciar en algo su sed o bien, rechazar la oferta; de ser así, ninguno de los dos recibiría nada para beber. Para sorpresa de los investigadores, la mayoría optó por no aceptar la oferta, que consideraron injusta.
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La misma prueba fue realizada con chimpancés, pero estos no dudaron en tomar el agua sin importar la cantidad que les era ofrecida.
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Nick Wright, líder del estudio, explica que hasta ahora no estaba claro que la justicia fuera un rasgo distintivo, una característica que diferencie a hombres y animales. “A diferencia de nuestros parientes más cercanos, rechazamos una oferta injusta aun cuando se trata de cubrir una necesidad básica como en este caso, cuando los participantes exhibían gran cantidad de sed medida en el laboratorio”, explica.
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El castigo y el perdón
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VER ARTÍCULO COMPLETO EN : http://papeldigital.info/tendencias/# , pg. T 08.
DE: www.latercera.com
ResponderEliminar"Estudiantes de Argentina se toman 16 colegios en rechazo a reforma curricular
Pese a que en el Gobierno dicen que son sólo nueve los establecimientos tomados, la medida que comenzó el lunes pasado comienza a expanderse en todo Buenos Aires."