DE EL MERCURIO.COM
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Universidad y lucro
Señor Director:
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El derecho vigente en Chile establece severas regulaciones para los contratos entre sociedades relacionadas procurando, entre otras cosas, proteger a los accionistas minoritarios y al público (artículo 146, ley 18.046).
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En cambio, cuando una sociedad está bajo el mismo control que una universidad, no existe regulación alguna: el controlador de ambas se sitúa a ambos lados del mesón sin que nadie pueda reprochárselo. La situación es obviamente inaceptable. ¿Por qué dos sociedades anónimas relacionadas entre sí poseen fuertes restricciones a la hora de contratar, y en cambio una sociedad cuando contrata con una universidad que está bajo su control no posee ninguna?
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¿Habrá entonces -para estar a la altura de lo que la libertad reclama- que reformar la ley de sociedades y permitir que las sociedades anónimas relacionadas contraten entre sí sin restricción alguna?
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La situación anterior resulta todavía más inexplicable cuando se la compara con las regulaciones y los altos costos de transacción que posee, por ejemplo, la Universidad de Chile. Esas regulaciones (en cualquier caso excesivas) se justifican por los subsidios que, con cargo a rentas generales, recibe. Pero esa misma razón aconseja mejorar las regulaciones de las universidades privadas: después de todo, los subsidios con que los alumnos pagan los aranceles también se financian con cargo a rentas generales.
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¿Es verdad que abogar por ese tipo de regulaciones es una forma de poner barreras de entrada que dañan la competencia?
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No lo parece. Que las sociedades anónimas relacionadas tengan restricciones para contratar entre sí, no impide la entrada de nuevas sociedades al mercado. Una regulación como esa tampoco impediría que capitalistas ilustrados puedan fundar universidades y mantenerlas bajo su control: sólo sería un obstáculo para que contraten con ella sin restricción alguna.
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¿Por qué algo así resulta tan alarmante?
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La educación no es un simple intercambio de bienes por dinero: es una relación comunicativa que requiere altas dosis de legitimidad. Y el problema de hoy es que la legitimidad del sistema está maltrecha. Mejorar las regulaciones -impedir que una universidad pueda celebrar contratos con una sociedad que está bajo el mismo control; prohibir la cesión a título oneroso o gratuito del control de una universidad; exigir mayores niveles de información- podría reparar esa legitimidad siquiera en parte.
.CARLOS PEÑA
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